Esta mañana, abro el email y me encuentro esto:
Hola Xavier,
Soy José Luis Córdoba y era amigo de tu tío, al que conocía desde el instituto. Yo fui quien le llevó a probar por el Barcelona de Rugby y con él compartí equipo hasta que me cansé de este deporte. Después ambos estudiamos periodismo y los dos sentíamos verdadera veneración por el gran Manuel del Arco, tu abuelo.
Aunque nuestros caminos profesionales fueron bien diferentes, tuve el honor de contar con sus colaboraciones en algunas publicaciones que dirigí (Don Deporte y Playboy). Y él siempre fue distinto. Como bien ha dicho tu tía, vivió la vida que quiso vivir.
Hoy, un poco ocioso por la llegada del verano, he buscado en internet para ver si encontraba noticias de Manolo y, lamentablemente, he encontrado aquella noticia que no deseaba encontrar, la de su fallecimiento.
Tu tio fue lo que coloquialmente llamamamos un «tío cojonudo», auténtentico, buena persona y totalmente desinteresado. De él conservo una edición del Quijote que me regaló al enterarse de que era coleccionista, un libro que ahora aún apreciaré más. Con frecuencia era inconsciente, pero se ha de comprender que para él la vida era como una copa que se tenía que beber de un trago. Su percepción de las cosas era muy diferente a la de los demás. De joven fue un seductor, y un genio al que la vida no le dejó demostrar todo lo que era capaz de hacer. Porque para él casi todo era fácil y precisamente esa facilidad fue su peor enemigo, pues lejos de buscar retos cotidianos se empeñó en hacer la gran pirueta, el más difícil todavía… y en la vida no hay red.
Hoy quería llamarle, y la noticia me ha jodido el día.
Un fuerte abrazo para toda la familia.
Muchas gracias José Luis por tus palabras que definen un poco mejor la gran persona generosa que era mi tio.